Tierra firme
Miro el pilotito rojo que me anuncie que ahora toda sangre será tuya,
-que te hundes-
y no puedes hacer maniobras desde lo más alto, ni tirarme al vacío.
Perdón me dices,
pero me vuelves a hacer volar curándome las heridas
con
las
mismas manos
que me volverán
a
tirar.
Anclado y tocado, pero nunca hundido; explícame eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario