Me has empujado
obligándome a mirar la realidad.
Y puedo decir con certeza
no es lo que parece
por quienes me jugaría la cabeza
no se lo merecen.
Sin saberlo tus ojos me han enseñado
la verdad
que no supe apreciar,
cuanta vanidad.
Ahora, puedo hacer lo que ella
a su manera
-o- puedo expulsar toda esta mierda fuera
y que nada sea lo que era.
Ojalá pueda darte las gracias, ya sabes, por empujarme.
Febrero, 2015
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